El fenómeno de la Virgen de Salta
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María Livia Galliano asegura tener visiones desde hace 13 años. En la actualidad, miles de personas peregrinan a un cerrito cada sábado, mientras la Iglesia está investigando a la vidente y las sanaciones que se han producido allí.
Testimonio de una corresponsal de prensa Claudia Echeverría (Chile)
Fui a Salta como católica, no como periodista. Pero lo que sucede allí es una experiencia espiritual única y maravillosa. Pensé compartirla porque la Santísima Virgen nos está invitando a todos.Les cuento de mi experiencia y lo que ocurre con miles de personas, creyentes y no creyentes, que suben el cerro en busca de respuestas...
En 1990, María Livia Galliano, una mujer casada, de 54 años aproximadamente, ama de casa y madre de tres hijos, empezó a tener locuciones internas de la Virgen. Al principio, María Livia creyó que todo era fruto de su imaginación, hasta que un día pudo ver en su hogar la imagen de una hermosa mujer, de voz celestial que dijo ser la Virgen María. Se le presentó mientras rezaba y le pidió permiso para entrar en su casa y en su vida, a lo que María Livia, sorprendida y emocionada, humildemente aceptó.
A partir de allí, la Virgen –que se hace llamar Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús– se le apareció habitualmente y comenzó a prepararla en la oración, el silencio y los sacrificios. También le fue revelando mensajes, los cuales pidió transmitiera a las monjitas del Carmelo de Salta, para que ellas los difundieran. María Livia fue hasta el Carmelo y contó lo que le estaba pasando. Las religiosas comenzaron a difundir los mensajes revelados desde 1990 hasta 2000.
Las peregrinaciones
La Virgen le indicó, en 1990, que el segundo de los Tres Cerritos, en Salta, sería el lugar de oración, donde debía construirse una iglesia en su honor. El cerro era propiedad de la familia Garat, de Buenos Aires. María Livia llegó hasta ellos y les transmitió la solicitud de la Virgen, la que fue concedida con la conversión de varios miembros de esa familia. Antes y durante ese tiempo, comenzaron a producirse milagrosas curaciones de niños y adultos que llegaron a orar al cerro, luego de que la ciencia médica no les dio más alternativas. Según el testimonio de María Livia, la Virgen pide que le lleven especialmente niños enfermos.
El año pasado comenzaron las peregrinaciones masivas, pese a que la devoción a “la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico” se conoce sólo de boca en boca. Ya han ido más de cien mil personas. Cabe señalar que, como aún no hay reconocimiento eclesiástico, la Iglesia Católica no participa en su difusión ni organización. Incluso, el obispo de Salta, Mario Antonio Carniello, si bien no ha prohibido ninguna manifestación de fervor, le pidió a María Livia que no publique los mensajes hasta que el caso esté más estudiado. Ella dejó de revelarlos desde el año 2000.
Según parece, tanto María Livia como los milagros y sanaciones están siendo estudiados por expertos, para ser enviados al Vaticano y obtener reconocimiento, lo que puede llevar años. Tal como ocurrió con otras apariciones, como Medjugorje en Yugoslavia o la Virgen de San Nicolás, ocurrida hace 20 años en Buenos Aires.
No obstante, los medios de prensa no han sido indiferentes y hasta Salta han llegado periodistas atraídos por esta experiencia de fieles de todas las clases sociales, desde reconocidos empresarios hasta campesinos que se unen en oración.
Las peregrinaciones se realizan todos los sábados y consisten en subir el cerro a las 2 de la tarde para rezar el rosario junto a la Virgen, que en ese momento se hace presente a los ojos de María Livia y de otras personas que dicen verla. Luego, la vidente hace una oración de intercesión, en la que ora por cada uno de los peregrinos. Ella aclara que no es una imposición de manos, puesto que no es sacerdote, sino simplemente una intermediaria entre María y Jesús, quienes se ponen a su lado y tocan el corazón de cada persona. Lo sorprendente es que mientras hace esto, muchos empiezan a caer tendidos, quedando algunos dormidos en el suelo, otros trastabillan y el resto se mantiene de pie. Esto lo hace durante horas, sin cansarse y bebiendo sólo agua.
De esas oportunidades han surgido fotografías inexplicables tomadas con cámara digital, donde aparece en el paisaje una hostia gigante en la que se ve la imagen de la Crucifixión. Y otra en la que detrás de un díptico –ubicado en un lugar de imposible acceso– se ve parte de la cara de una mujer con un velo que está con la cabeza inclinada, rezando. Una imagen que deja sin palabras…
Fui a Salta porque sentí que si la Virgen estaba allí no podía dejar de ir a verla y porque, de verdad, creo que somos seres limitados que necesitamos de milagros para perseverar en la fe. Fue así que partí con mis dos hijos, de 4 y 6 años, y 800 argentinos en 11 buses, en un viaje de 20 horas.
Llegar a Salta fue reconocer un paisaje muy parecido al del norte chileno, con mucha montaña y muy seco. Esa noche se nos dio la oportunidad de asistir a una misa en la capilla del Carmelo. Apenas entramos, percibí olor a nardos, aunque en la capilla no había esa flor. Además, que no era su época. Después, me contaron que es el olor que emana la presencia de Jesús. Luego entraron María Livia con su marido, quienes participaron de la misa.
Al otro día partimos al cerro. La subida no fue tan fácil como suponía, pero me sorprendí al ver gente mayor pasarme sin dificultades. En la cima uno se encuentra con una ermita de piedra muy chiquita, en cuyo interior hay una imagen de la Virgen modelada en yeso por las carmelitas según les iba describiendo María Livia. Allí varias personas vieron a la imagen derramar lágrimas. Otras sintieron el penetrante olor a rosas durante el rezo del rosario. Pero lo más sorprendente fue la “Oración de Intercesión”. Cuando me contaron que la gente caía hacia atrás como pluma, nunca me imaginé que serían tantas personas. Cuando fue mi turno, mi único deseo era mirar a María Livia a los ojos, pero, apenas me tocó el hombro, caí hacia atrás. Me dijeron que estuve en el suelo por un lapso largo. Lo que recuerdo es que algo me empujó, luego vi una luz muy blanca y brillante que se tornó de un azul violeta índigo y sentí una enorme paz y tranquilidad difícil de expresar. Luego desperté y pude ver a mi pequeña hija muy tranquila mirándome y preguntándome: “¿
Dormiste con la Virgen?”. Ella también había caído, pero se incorporó rápido. Hubo gente que no cayó o no sintió, pero María Livia dijo que todos, sin distinción, reciben “gracias especiales” del cielo.
Yo, gracias a Dios, fui con mis niños sanos, pero pude ver la fe y la devoción de tantas madres que acudían con sus hijos o parientes enfermos y de los cuales ya hay testimonios de curaciones extraordinarias por medio de la intercesión de la Virgen. La verdad, ir a Salta fue una experiencia preciosa que quise humildemente compartir, para que aquellos que puedan, concurran, porque si eso es una muestra mínima de lo que es “el amor de Dios y el cielo”, vale la pena esforzarse por llegar a El.
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" BENDITO Y ADORADO SEA
EL SACRATÍSIMO CORAZÓN
EUCARÍSTICO DE JESÚS”
“HAY QUE JUNTAR EL REBAÑO
ANTES QUE OSCUREZCA.
NO HE VENIDO A CRITICAR NI A DESTRUIR, SINO A CONSTRUIR”
Salta - Argentina - 1990
-Stella Benedetta-
¨La forza che ci tiene tutti uniti è l'amore, di cui siamo testimoni nella celebrazione della vita, perché la vita è stata creata a immagine e somiglianza di Dio¨